Hijos de Babel

Me da vergüenza aceptar
las cosas que hice mal
y nada me duele más
que no poder cambiar.

Maldita vanidad,
interna enfermedad,
culpable de mi soledad.

Ya es tarde para intentar
otra oportunidad,
nunca se puede olvidar,
las marcas no se van.

Y a veces sin pensar,
hablando por hablar,
la soga se puede cortar.

No es conveniente maquillar
toda la verdad,
mentirse y seguir igual,
porque no siempre un antifaz
puede enmascarar
lo que se oculta detrás
de un corazón, que sin amor, murió.

En vano es intentar
que vuelva el tiempo atrás,
si es imposible negar
cuando llega el final.

Inercia no es amar,
amar no es no desear,
desear no es frialdad.