Tommy Torres

“Un aplauso muy grande para mis músicos, por favor.
En esta parte un poquito más intima, me gustaría cantar algunas de las canciones en las que he tenido la oportunidad de colaborar con otros artistas y ustedes las han hecho canciones famosas en sus propias voces. Así que yo sé que ustedes van a acompañarme”.

Ya no duele,
porque al fin ya te encontré.
Hoy te miro
y siento mil cosas a la vez.

Mira, si busqué, mira, si busqué,
tengo tanto que aprender.
Reconozco puertas que yo sé
que abren solamente alguna vez,
así de poco.

¿Desde cuándo te estaré esperando?
¿Desde cuándo estoy buscando tu mirada?
En el firmamento vas temblando.
Te he buscado en un millón de auroras
y ninguna me enamora como tú sabes,
y me he dado cuenta ahora.

Debe parecer atrevimiento,
pero es puro sentimiento.
Dime, por favor, tu nombre.

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Y sé que no vale la pena
darle más vueltas al tema,
sé que prefieres dejarlo así.

Que todo llega a su final,
las heridas tienden a sanar,
ya lo sé, pero soy un poco testarudo.

Y sabes bien
que seguiré amándote
aunque me cueste una eternidad.
Que si es por ti,
que diga el diablo dónde hay que firmar.
Y es que no importa nada
si no estás tú, sólo tú,
mejor vender el alma
que vivir esta vida sin ti.

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Las palabras
al fin sólo son palabras,
se deshacen en el aire.

Tus palabras
siempre van tan complicadas,
tus acciones hablan más claro que el agua.

Pero cuando me acerco, de poco a poquito,
te pones nerviosa, no digas que no, que no.
Mira, amor, que ya para cuentos estamos grandecitos.

Dices que no es conveniente, que no tiene sentido,
pero a este veneno no se le encuentra antídoto.
Ay, derrúmbate aquí, a mi lado, te sujetas en lo que encuentres,
pero amárrate aquí, a mi lado,
y que nos cojan confesados.

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Me miras diferente,
me abrazas y no siento tu calor.
Te digo lo que siento,
interrumpes y terminas la oración,
siempre tienes la razón.

Tú,
libreto de siempre, tan predecible,
ya, ya me lo sé.

Así que,
corre, corre, corre, corazón,
de los dos, tú siempre fuiste el más veloz.
Y toma todo lo que quieras, pero vete ya,
que mis lágrimas jamás te voy a dar.
Así que corre como siempre, no mires atrás;
lo has hecho ya y, la verdad, me da igual.
Lo has hecho ya pero, al final, me da igual.

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Lelolai, ay, lelolelo,
yo vengo con cosas buenas para mi pueblo,
traigo amor, traigo ese suero
que alegra los corazones del mundo entero.

Pa’l dolor, pa’l mal de amores,
nada como el repique de mis tambores.
Que hay que tirarse a la calle dejando atrás los problemas,
que, como decía mi madre, bailando todo se arregla.

Pégate un poco más, me llaman los tambores,
olvida los temores, que el tiempo se nos va.
Pégate un poco más y mueve esas caderas,
mamita, cosa buena, que a mí me pone mal.

Y que vengan ríos de bondad,
pa’ todos los pueblos de esa tierra,
que no nos podemos olvidar,
que el amor puro libera y la mentira envenena.
Que, como decía mi madre, bailando todo se arregla.

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Tu recuerdo sigue aquí,
como un aguacero,
rompe fuerte sobre mí,
pero a fuego lento.
Quema y moja por igual,
y ya no sé lo que pensar,
si tu recuerdo me hace bien
o me hace mal.

Un beso gris, un beso blanco,
todo depende del lugar,
que yo me fui, eso está claro,
pero tu recuerdo no se va.

Siento tus labios en las noches de verano,
ahí están, cuidándome en mi soledad,
pero a veces me quieren matar.

Tu recuerdo sigue aquí,
como un aguacero,
rompe fuerte sobre mí,
ay, pero a fuego lento.
Quema y moja por igual,
y ya no sé lo que pensar,
si tu recuerdo me hace bien
o me hace mal.
Si tu recuerdo me hace bien
o me hace mal.