Liliana Vitale

Mil años hace que el sol pasa,
reconociendo en cada casa
al hijo que acaba de nacer.
Que el monte dibuja
perfile suaves de pecho de mujer.
Que as flores nacen discretas,
y las bestias y la luz,
también mil años para nuestro bien.

Que en cada valle una gente,
y cada cala esconde vientos diferentes.

Mil años que el hombre y la guerra
dieron lengua y nombre a la tierra,
y al pueblo que rindió a sus pies,
la plata del olivo griego,
la llama persa del ciprés.

Y el musulmán lo perdió todo.
La casa, el sueño, la heredad,
en nombre de la cristiandad.

De mártires y traidores,
se enlutaron tus cantos,
ay, los inquisidores…

Mil años hace que el sol pasa
pariendo esa curiosa raza,
que de su llanto hace un panal,
y de su sangre y su derrota,
día de fiesta nacional.

Que con la fe en el peregrino,
jamás dejó de caminar,
de trabajar y de pensar.

Empecinados, buscan lo sublime
en lo cotidiano.
Patria pequeña y fronteriza,
mil leyes hay en tus cenizas,
pero un soplo de libertad
revuelve el monte el campesino,
el marinero, la ciudad.

Que la ignorancia no te niegue,
que no trafique el mercader,
con lo que un pueblo quiere ser.

Lo están gritando siempre que pueden,
lo andan pintando por las paredes.