Juan Carlos Carabajal

Las tristezas campesinas
hondas de tanto penar
ni el llanto de mil crespines

La caja del vidalero
rota su voz secular
al ver que nadie la toca
sola se pone a llorar

En la fragua de la siesta
funde sus lanzas el sol
un cuero seco el verano
sobre las pencas tendió.

Hondas penas campesinas
siglos de triste vivir
angustias que de tan viejas
se están volviendo raíz.

Sus flecos el viento norte
rasga en el quishcaloral
los diablos del «huayra muyoj»
bailan su danza infernal.

El trapo negro del árbol
sueña con reverdecer
los toros de la sequía
vienen bramando de sed.

Siguiendo el rastro del día
sale la luna a vagar
los «ñan-arcaj» de la muerte
la andan queriendo atajar.