SERRAT & SABINA - DOS PAJAROS DE UN TIRO (CD + DVD)
2007

- 01. OCUPEN SU LOCALIDAD / HOY PUEDE SER UN GRAN DIA
- 02. ALGO PERSONAL
- 03. Y SIN EMBARGO
- 04. NO HAGO OTRA COSA QUE PENSAR EN TI
- 05. PRINCESA
- 06. CONTIGO
- 07. TU NOMBRE SABE A YERBA
- 08. A LA ORILLA DE LA CHIMENEA
- 09. SEÑORA
- 10. AQUELLAS PEQUEÑAS COSAS / RUIDO / EL MUERTO VIVO
- 11. FA VINT ANYS QUE TINC VINT ANYS
- 12. 19 DIAS Y 500 NOCHES
- 13. PENELOPE
- 14. MAS DE CIEN MENTIRAS
- 15. CANTARES
- 16. LA DEL PIRATA COJO
- 17. PASTILLAS PARA NO SOÑAR
- 18. PARA LA LIBERTAD
12 19 DIAS Y 500 NOCHES
Lo nuestro duró
lo que duran dos peces de hielo
en un whisky on the rocks.
En vez de fingir
o estrellarme una copa de celos
le dio por reír.
De pronto me vi
como un perro de nadie
ladrando a las puertas del cielo.
Me dejó un neceser con agravios,
la miel en los labios
y escarcha en el pelo.
Tenían razón
mis amantes en eso de que antes
el malo era yo.
Con una excepción:
esta vez, yo quería querer quererla
y ella no.
Así que se fue,
me dejó el corazón en los huesos
y yo de rodillas
Desde el taxi
Y haciendo un exceso
me tiró dos besos,
uno por mejilla.
Y regresé
a la maldición del cajón sin su ropa,
a la perdición de los bares de copas,
a las cenicientas de saldo y esquina,
Y por esas ventas del fino Laína,
pagando las cuentas de gente sin alma
que pierde la calma con la cocaína,
Volviéndome loco,
derrochando la bolsa y la vida
la fui, poco a poco,
dando por perdida.
Y eso que yo,
para no agobiar con flores a María,
para no asediarla con mi antología
de sábanas frías y alcobas vacías,
Para no comprarla con bisutería
ni ser el fantoche que va en romería
con la cofradía del Santo Reproche,
tanto la quería
Que tardé en aprender a olvidarla
diecinueve días
y quinientas noches.
Dijo hola y adiós,
y el portazo sonó
como un signo de interrogación,
sospecho que así
Se vengaba, a través del olvido,
Cupido de mí.
No pido perdón,
¿Para qué? si me va a perdonar
Porque ya no le importa...
Siempre tuvo la frente muy alta
la lengua muy larga
y la falda muy corta.
Me abandonó
como se abandonan
los zapatos viejos,
Destrozó el cristal
de mis gafas de lejos,
sacó el espejo su vivo retrato,
y fui tan torero
Por los callejones del juego y el vino
Que ayer el portero me echó del casino
de Torrelodones.
Que pena tan grande,
negaría el Santo Sacramento
en el mismo momento
que ella me lo mande.
Y eso que yo.
Y regresé
a la maldición del cajón sin su ropa,
a la perdición de los bares de copas,
a las cenicientas de saldo y esquina,
Y por esas ventas del fino Laína,
pagando las cuentas de gente sin alma
que pierde la calma con la cocaína,
Volviéndome loco,
derrochando la bolsa y la vida
la fui, poco a poco,
dando por perdida.
Y eso que yo,
para no agobiar con flores a María,
para no asediarla con mi antología
de sábanas frías y alcobas vacías,
Para no comprarla con bisutería
ni ser el fantoche que va en romería
con la cofradía del Santo Reproche,
tanto la quería
Que tardé en aprender a olvidarla
diecinueve días
y quinientas noches.