Artista

Joaquín Sabina

YO MI, ME CONTIGO

1996

7 EL CAPITÁN DE SU CALLE

Porque no quiso ser estatua de sal
le llamaban todos "culo inquieto"
aparentaba ser un tipo normal
pero guardaba un secreto.

Cuando a las cínicos les dió por rezar,
él le puso a Satán una vela
aprendió todo lo que hay que olvidar
y se escapó de la escuela.

Y por llamarle tanto pan al pan y al vino vino,
la gente bien pensaba mal.

Y decían por la acera del casino
que si tal que si cual,
pero a él le daba igual.

Porque gritaba cuando había que callar
le llamaban todos "aguafiestas",
dormía todo lo que había que soñar
sin perdonar una siesta.

Y aunque nadie daba un duro por él,
se volcaba tanto en los detalles
que sin llegar a nada llegó a ser
el Capitán de su calle.

Pero en el barrio había un General,
que para colmo, lo vió salir de noche a probar
a buscarle tres patas a las gatas
y dos peras al olmo para merendar.

Porque sabía que la verdad desnuda
guarda oculta detrás de la corteza
el hueso de cereza de una duda.

Y se reía con la melancolía
que le da la razón a la tristeza,
cuando los labios pierden la cabeza.

Porque no sabía vivir sin besar
le llamaban todos "Picha Brava"
pero el besaba para recuperar
los besos que le faltaban.

Y aunque la muerte le aterraba
pensó que si la pálida dama llegaba
no desperdiciaría la ocasión
de ver que tal besaba.

Y por burlarse de lo más sagrado,
los del juzgado empapelaron al Capitán
y le echaron cinco mil años y un día
pa’que aprenda a cantar en la mazmorra fría.

Porque sabía que la verdad desnuda
guarda oculta detrás de la corteza
el hueso de cereza de una duda.

Y se reía con la melancolía
que le da la razón a la tristeza,
cuando los labios pierden la cabeza.