Melendi

Nadie habla con nadie,
todos con sí mismos,
mentes separadas por abismos.

Marta se desnuda ante un espejo y
llora porque piensa que ya nadie la querrá,
sólo porque ha perdido un pecho
por una maldita y puta enfermedad.

Luca simplemente tiene miedo
a decirle al viejo la verdad,
ensaya delante de un espejo:
“mira, padre, soy homosexual”.

Rompe los espejos que son peligrosos
como las pistolas pero en vez de balas
tiran espejismos que directamente
clavan en el alma.

Y todos somos locos a nuestra manera,
todos decidimos si la vida es bella.
Y todo el mundo intenta encajar entre la gente,
pero nadie se da cuenta que es mejor ser diferente.

Como el carbón que es escupido por volcanes
y con el paso del tiempo se convierte en un diamante,
y no se da cuenta que su cuerpo tiene
cien mi veces y con creces,
más atracción que la misma tierra, tu tierra.

Simplemente fuiste, eres y siempre serás
un alumno más, un alumno más.

Un alumno más en esta vida,
un alumno más que no te olvida,
un alumno más que se deshace
de lo que ya no le vale.
Un alumno más que tiene miedo
y que se sienta atrás y no el primero
porque le da miedo no haberse aprendido la lección.

Un alumno más que se suicida
entre los renglones de esta vida,
que está mal escrita y
a veces le falta corazón.