Facundo Saravia

Gracias Cuchín en nombre de todos tus amigos
por ofrecernos siempre tu casa y hacer de ella
un lugar escondido

Puedes creer que allí no hay nadie
si lo miras desde afuera
pero el canto de los grillos
te van abriendo la puerta

Adentro un bombo que suena
y alguien que intenta cantar
otro agarra la guitarra
para no quedarse atrás

Hay quienes bailan la zamba
perdiendo a su compañera
en medio de los pañuelos
los gritos y las polleras

El hechizo no se ha ido
de eso yo me he dado cuenta
porque ni la madrugada
pudo guardar las estrellas

Su jardín tiene ciruelos
nísperos también naranjos
siguiendo la huella al fondo
calienta un horno de barro

Allí se acoda la risa
que enamora a los cantores
con viejas botas de vino
de los buenos catadores

Tantas magias hay en sus noches
que lo invitan a quedarse
si uno sabe a qué hora llega
pero nunca cuando sale

En lo de Adolfo Tisera
a una cuadra de la vía
no hay tren que pase de largo
sin saludar noche y día.