Artista

Ricardo Arjona

METAMORFOSIS EN VIVO - CD 2

2013

11 CADA QUIEN SU INVIERNO

Yo no vine a recordar el invierno,
ni a decirles cómo es que hay que vivir,
cada quien con su cielo, su infierno,
su duda, su historia, su miedo a morir.

Si usted está aquí porque quiso,
y yo estoy aquí porque quiero,
no hay engaño cuando hay previo aviso,
usted pone el viento, yo pongo el velero.
A lidiar otra vez contra el miedo,
a intentar que la gloria no se venga a la casa.

Cuando esto termine iré a algún hotel,
servicio a la carta, más solo que Dios,
aplausos tatuados en toda la piel,
silencios que duelen, un “vuelve”, un “adiós”.
Cada quien se irá rumbo a su casa
con algo que es mío y de nadie más.

Se me queda una canción compartida
y otra visa para coleccionar,
un “qué tal” y ya estoy de partida,
un pedazo de cielo que tendré que olvidar.
No me puedo quedar en la gloria,
mañana se viene, otro día será.

Y cuando esto termine iré a algún hotel,
servicio a la carta, más solo que Dios,
aplausos tatuados en toda la piel,
silencios que duelen, un “vuelve”, un “adiós”.
Cada quien se irá rumbo a su casa
con algo que es mío y de nadie más.

Yo no vine a recordar el invierno,
ni a decirles cómo es que hay que vivir.

Yo no vine a recordar el invierno,
ni a decirles cómo es que hay que vivir,
cada quien con su cielo, su infierno,
su duda, su historia, su miedo a morir.

Si usted está aquí porque quiso,
y yo estoy aquí porque quiero,
no hay engaño cuando hay previo aviso,
usted pone el viento, yo pongo el velero.
A lidiar otra vez contra el miedo,
a intentar que la gloria no se venga a la casa.

Cuando esto termine iré a algún hotel,
servicio a la carta, más solo que Dios,
aplausos tatuados en toda la piel,
silencios que duelen, un “vuelve”, un “adiós”.
Cada quien se irá rumbo a su casa
con algo que es mío y de nadie más.

Se me queda una canción compartida
y otra visa para coleccionar,
un “qué tal” y ya estoy de partida,
un pedazo de cielo que tendré que olvidar.
No me puedo quedar en la gloria,
mañana se viene, otro día será.

Y cuando esto termine iré a algún hotel,
servicio a la carta, más solo que Dios,
aplausos tatuados en toda la piel,
silencios que duelen, un “vuelve”, un “adiós”.
Cada quien se irá rumbo a su casa
con algo que es mío y de nadie más.

Yo no vine a recordar el invierno,
ni a decirles cómo es que hay que vivir.