Marco Antonio Solis

No puedo decir que no me caso, o que no me siento agotado
muchas veces, porque el ritmo de trabajo a veces es, pues sí,
es muy intenso.
Pero también debo reconocer que el cansancio pasa a un segundo término
en el escenario; de hecho cuando yo estoy preparándome, cuando estoy
poniéndome la ropa para el escenario, para salir, ya cambia mi actitud mágicamente.
La emoción, la adrenalina que se siente, el nervio, es algo muy importante
que nos alimenta, nos alimenta la responsabilidad, alimenta el deseo de hacer
las cosas bien, de salir a cantar con el alma.
Cuando estoy escuchando, ya en el concierto los aplausos del público, la espera,
los gritos de espera, este, es algo muy emocionante. Y no sé, me representa
a mí una carga de energía muy especial.
Realmente al entrar al escenario se olvida el cansancio,
es increíble cómo eso pasa a ser parte del pasado.
Y al pisar el escenario entramos en el presente, único, y con una necesidad
grande de dar, de manifestar, de expresar, de agradecer a todo ese público
que está presente.