Hijos de Babel

Volver a despertar,
abrir los ojos y escuchar
mil voces que hablan sin hablar.

Mirar alrededor
y no entender lo que pasó,
cómo se vive en el dolor.

Volar con la imaginación
como una mariposa al sol.

Cuando el cuerpo es una escafandra,
la prisión es la piel,
la vida es sólo una palabra,
una cuestión de fe.

Sentir la libertad
que la memoria puede dar,
desdibujar la realidad.

Cambiar de percepción,
parar el tiempo en el reloj,
dejar el miedo en un cajón.

Como un cometa de papel,
viajar de nuevo hasta el ayer.

Pero el cuerpo es una escafandra,
y la prisión es la piel,
la vida es sólo una palabra,
una cuestión de fe.