Antonio Tarragó Ros

Llegando el domingo recuerdo las tardes
cuán felices el otrora supimos pasar
y aquel puentecito que fuera testigo
de un juramento de un dulce idilio de amor y de paz

Arroyo Barrientos fue jardín de ensueños
en donde contigo aprendí a soñar
cuando entre mis brazos alegre me decías
ángel del alma te juro en mi vida no te he de olvidar

Recuerda amor mío el Arroyo Barriento
sus aguas tranquilas el bello ceibal
y en las tardecitas de brisas templadas
un día nos vieron ansiosos besar

Aquel puentecito entre las alboradas
el perfume suave de los ceibos en flor
y cuando embriagados por las ilusiones
jurábamos juntos un eterno amor

Sobre la baranda de aquel puentecito
acunaste en mi pecho tus ansias de amar
mientras que tus ojos suaves contemplaban
a las avecitas que dentro de las ramas solían jugar

Y en aquella tarde de suave arrebol
supiste mi vida calmar mi ansiedad
cuando entre mis brazos alegre me decías
ángel del alma te juro en mi vida no te he de olvidar.

Recuerda amor mío el Arroyo Barriento
sus aguas tranquilas el bello ceibal
y en las tardecitas de brisas templadas
un día nos vieron ansiosos besar

Aquel puentecito entre las alboradas
el perfume suave de los ceibos en flor
y cuando embriagados por las ilusiones
jurábamos juntos un eterno amor.