Claudio Quartero, hijo de la Negra Poli, manager de Los Redonditos de Ricota, comenzó con su propio proyecto allá por 1993. Formó un power trío junto a Diego Sánchez y Marcelo Serena y lo bautizó en homenaje a Sayhueque, un cacique mapuche que fue torturado hasta la muerte luego de resistirse al avance salvaje de Roca. Ya desde el comienzo, la estética original de los shows fue una característica. Y desde esos inicios salieron de su La Plata natal para presentarse también en Capital Federal. El primer CD fue "La Saga de Sayhueque" (1995), que tuvo en "Quemar las naves" y en "Vidas y tickets" su máxima difusión en las FM, muchas veces rotulados por su parentezco con los Redondos. Después de la primera placa se produjo un recambio. Se fue Serena e ingresó Pablo Taichi Rodríguez en guitarra y voz. "Antes" (1998), el segundo disco, es mucho más crudo, aunque con letras más introspectivas. Para los shows, la batería quedaba a cargo de Mauricio "Topo" Espíndola, quien poco después se incorporaría en forma definitiva a la banda, transformándola en un cuarteto. También colaboró casi continuamente Davic Quartero, hijo de Claudio. "Oropel" (1999) fue quizás hasta ese momento el punto de mayor trascendencia. "Gallinas", "El triste" o "El blanquito" son los ejemplos. En el año 2000 se ganó el mote de "una de las bandas de rock con mayor cantidad de presentaciones en el país", luego de tocar 76 veces en Capita, La Plata, la Costa Atlántica, el interior de la Provincia de Buenos Aires y en el Valle de Río Negro. Ese mismo año fue galardonada por la Municipalidad de La Plata como la banda con más trayectoria y representatividad de la ciudad. Luciano Manso (ex La Plegaria) reemplazó al Topo Espíndola en el 2001, y ese mismo año lanzaron "Tabú", el cuarto disco de la banda, y se trata de una obra conceptual acerca del sexo. Desde el protagonismo de una bailarina de striptease en "Flujito apetitoso", pasando por la evidente metáfora de "Citroin violador", las diversas prácticas sexuales en "El beso" y "Cunnilingus redentor", el debut en "Primera vez", y el voyeurismo en "Todo sobre tus papás", las letras constituyen un catálogo de variantes sexuales.