Diego Torres

Hoy cuando te vi esperándome,
me quedé mirándote,
cuando el pasado se adueñó de mí.

Pero mira cómo son las vueltas de la vida,
hoy soy yo el que te cuida,
con el amor que me cuidaste a mí.

Y de vez en cuando a mí me invade
cuando me decías,
ten cuidado hijo, que la vida
no es un juego nada más.

No te olvides, lo que cuenta
es lo simple, porque es de verdad,
lo que con dinero
no podrás comprar.
El amor que llevas dentro
es tan puro, puro como el mar,
y aunque se hunda
por los siglos vivirá.

Oh, no, no.
Oh, oh, oh, oh.
Oh, oh, oh, oh.

Siempre fuiste para mí como un amigo,
siempre fuiste mi mejor abrigo,
que me salvó del frío y la soledad.

Porque siempre estuviste pendiente de mi presente,
siempre cuidándome la frente
de un duro golpe al tropezar.

Y de vez en cuando a mí me invade
cuando me decías,
ten cuidado hijo, que la vida
no es un juego nada más.

No te olvides, lo que cuenta
es lo simple, porque es de verdad,
lo que con dinero
no podrás comprar.
El amor que llevas dentro
es tan puro, puro como el mar,
y aunque se hunda
por los siglos vivirá.

Y tal vez la pases algo mal,
y a mitad de este camino te quieras bajar,
tú sigue igual.

No te olvides, lo que cuenta
es lo simple, porque es de verdad,
lo que con dinero
no podrás comprar.
El amor que llevas dentro
es tan puro, puro como el mar,
y aunque se hunda
por los siglos vivirá.

Oh, oh, oh, oh.
El que llega en la vida es el que nunca se rinde.
Oh, oh, oh, oh.
Y a dar pelea porque nada es imposible.
Oh, oh, oh, oh.
Qué mágico el amor, que todo lo hace increíble.
Oh, oh, oh, oh.

Hoy cuando me fui y te dejé,
me quedé pensando que
hoy puedo ser alguien gracias a ti.