Don Osvaldo

Bajo la palma del invierno siento el sol
como un aliado en la penumbra existencial.
Si hay una espada para cada corazón,
habrá mirada que destierren todo el mal.

Quizá un día existan plumas con piedad,
que no difamen, rifando el honor.
Porque esa tinta es sangre negra, sin verdad,
que siempre halla un buen negocio en el terror.

Es la tristeza la que deja ver la luz,
es la alegría que nos falta atravesar,
es en la tarde, cuando puedo ver aún
que habrá en la noche una mañana por llegar.

Tal vez estemos financiando con dolor
la vida hermosa que nos quede por vivir,
quizá un hijo nos devuelva la pasión
de haber nacido y no estar vivos porque sí.

Será que entonces será justa la razón
de los vencidos por el puño y el puñal.
Y los que impartan como dioses su maldad,
serán mortales, como somos vos y yo.

Es la tristeza la que deja ver la luz,
es la alegría que nos falta atravesar,
es en la tarde, cuando puedo ver aún
que habrá en la noche una mañana por llegar.

Existe el reto, existe la integridad,
existen cosas que nos pueden despertar.