DESTILAR
2018
11 BACO
Abrió la puerta de su casa, se paró a mirar,
qué lindo día para respirar.
En la parada del olvido no quiso frenar,
siguió derecho, se puso a fumar.
A la deriva, sin saber dónde quiere llegar,
se le cruzó la imagen de ese bar
y, despacito, la distancia se empezó a achicar,
con una birra fría junto al mar.
Se dedicó, pensativo, a soñar,
a recordar quién ha sido,
a desafiar un futuro brutal
con una mano delante y otra detrás.
El pueblo estaba a casi nada y decidió seguir,
corazonadas de su porvenir.
La plaza entera, romería comenzó a reunir
a Baco y los excesos de vivir.
Y en una esquina lo vieron aullar
a su luna, sin sentido,
doy mi cabeza que sabe pelear
con una mano delante y otra…
Viene sufriendo, sufriendo para qué, si le da igual,
pero en su mente la vida ya no está.
Mientras la plaza comienza a distinguir cómo fue quién,
y los que sueñan empiezan a entender.
El pueblo sabe que la plaza vale su dolor,
y Baco junta sobras del amor.
Abrió la boca sólo para no pedir perdón,
ahora las flores buscan su cajón.
En esa esquina lo vieron aullar
a su luna, sin sentido,
y la certeza, que sabe pelear
con una mano delante y otra…
Sigue sufriendo, sufriendo, y para qué, si le da igual,
pero en su mente la vida ya no está.
Siempre sufriendo, sufriendo para qué, no me da igual,
en nuestra plaza, la vida siempre está.
Y le llegó la hora,
que Baco no perdona
a aquel que lo traiciona.
