Andrés Calamaro

Antes que se me acabe el tiempo,
quisiera escribirme una ranchera,
no sé si va a ser mexicana,
no sé si va a ser verdadera.

Voy a ponerme a cantar lo que quiera,
va a ser mientras el sol esté cayendo.
Todos estamos sobreviviendo,
y otro día que se está yendo.

Cada uno lo intenta a su manera,
cada uno, que cante lo que quiera,
así se habla.

Y en el cielo que todos vivamos
divirtiéndonos como marranos,
pero por muchísimo tiempo,
como una gran pandilla de hermanos.

Compartiendo lo bueno y lo malo,
y en la guitarra bien puestas las manos.
Y la voz quebrada de emoción,
mente sana in corpore sano.

Una estrofa sí voy a dedicarte,
mientras vuelco vino en tu tatuaje.
Todavía esa herida me quema
y me provoca un ardor muy severo.

Hoy me puse mi mejor traje,
aunque no había ninguna fiesta.
La verdad, todavía te quiero,
no me importa lo que te parezca.

Ahora voy a ponerme sombrero,
pero emborracharme primero,
pero no se me da la bebida,
tengo otra afición preferida.

Voy a durar hasta entrada la mañana,
voy a durar hasta que cierre la cantina,
y si nadie me quiere en la Argentina, voy a volver a San Cristóbal de las Casas.

Cada uno que traiga de su tierra
lo más rico de cada región,
y ponernos morados de contentos,
pero siempre con moderación.

Para elegir qué robar primero,
para terminar enteros,
tengo que pensarlo seriamente,
no es cuestión de hacer el bardo con la gente.
Tengo que pensarlo seriamente,
no es cuestión de hacer el tonto con la gente.

Amistad!