Artista

Sandro

RECIÉN AYER (MI VIDA, MI MÚSICA)

2003

10 BAR PANCHO; RECIÉN AYER

Frente al club había un bar llamado Bar Pancho,
al cual me animé a entrar
La segunda noche de carnaval porque veía que muchos pibes de mi tamaño,
No digo de mi edad, iban después de la milonga.
A la tarde siguiente comencé a merodear por el bar y me jugué, tomé coraje y entré,
Había una barrita jugando al metegol que no me dieron bola,
Había un muchachota de la vuelta de mi casa que me conocía, me miró
Y siguió en lo suyo, me senté y apareció el mozo en mangas de camisa que me preguntó:
Qué va a tomar?, por primera vez yo sentía que me trataban como a un grande
Y pedí una gaseosa, desde ese día comencé a ir casi todas las tardes después del colegio,
Y alternaba con el club, donde aprendí a jugar al basket y al billar.
Y de esas tardes entre el bar y el club, alguien, un muchachón me dijo:
Tomá hacete hombre!, y me puso un cigarrillo entre los dedos y quizá creí
Que de esa manera iba a crecer más rápido, pobrecito!
Lo encendí, tosí y me la banqué sin saber que ese
Iba a ser el error más grande de mi vida, maldita sea aquella tarde, maldita sea.
Hoy, hoy cuando veo que pibitos, más chiquitos de lo que era yo en aquella época,
Con un faso entre las manos, me dan ganas te lo juro hermano,
De meterles un cachetazo, hacerles volar el cigarrillo y abrazarlos fuerte y decirles:
Nunca más no lo hagas nunca más, te lo digo yo, que esta mierda
Me llevó hasta el borde de la muerte.
“No olvidaré a aquella estudiante
que me juró para siempre su amor,
ni aquel amigo que juntos compartimos
un cigarrillo, una copa, una canción...”
y allí en al Bar Pancho, como diría Discépolo de chiquilín, pero desde adentro,
aprendí todo lo bueno y todo lo malo.
Lo malo, lo malo es mejor olvidarlo; lo bueno los códigos de la amistad,
El jugársela por un miembro de la barra, no meterse con una piba a la cual
Ya le había echado el ojo algún amigo aunque estuvieras locamente enamorado
De esa misma piba y las mil y una atorranteadas, como aquella del teléfono, que cosa!
La cosa era así: se elegía un número al azar, porque en aquel tiempo
Había muy pocos teléfonos en Buenos Aires, se escribía en la pared donde estaba
El teléfono del bar, y se comenzaba a llamar a ese número a eso de las 3 de la tarde,
-Hola por favor me da con Ramón?, y del otro lado: -perdón señor
Con qué número quiere hablar?, -con el 543627, por ejemplo, -mire el número está bien
Pero acá no vive ningún Ramón, -bueno disculpe la molestia, como a la media hora
Iba otro hasta el teléfono y otra vez: -hola Ramón?, -perdón señor aquí no vive
Ningún Ramón, -uy! Disculpe, a la media hora otra vez, pero otro atorrante,
Y así a medida que pasaban las horas los llamados iban aumentando cada vez más y más,
Y la pobre gente del otro lado ya escuchaban el tubo y seguro que levantaban y decían:
-acá no vive ningún Ramón!, sin decir siquiera hola, quién habla?,
Cuando al tipo ya lo teníamos re-caliente había uno que llamaba y decía:
-Hola habla Ramón, hubo alguna llamada para mí?.