Los Nocheros

Soy de una tierra caliente,
soy de Algarrobo y Quebracho,
yo soy el viento que canta
entre tusca y palo santo.

Soy Pilcomayo y Bermejo,
soy el salvaje bramido,
yo soy el golpe del hacha
y el árbol que cae herido.

Vengo del cerro florido,
del valle y los medanales,
yo soy la puna que canta
su pena en los carnavales.

Yo soy de Salta, La Linda,
tierra de luna y arena,
donde se canta una copla
para olvidarse una pena.

Soy vino dulce de amores,
uvita que ha fermentado,
soy algarroba molida
en la tinaja de barro.

Soy noche de serenata,
perfume de chacarera,
soy guitarra amanecida
junto a la luna peñera.

Vengo del ronco alarido,
del grito de un vidalero,
yo soy el parche que vibra
junto al calor de Febrero.

Yo soy de Salta, La Linda,
tierra de luna y arena,
donde se canta una copla
para olvidarse una pena.

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Por el camino del indio quiero encontrarlo a Don Ata,
en su alazán montado lo vio pasar la vidala,
el aire del cerro, las flores del valle,
se le enredan en el alma, ay, ay, ay, a Don Ata.

Una luna tucumana alumbra piedra y camino
y junto a la pobrecita lo lloran montes y ríos,
por Tafi del Valle, Campos de Acheray,
también por la Bomba y Lules, igual por Amaicha.

La criollita santiagueña, para aliviarlo del frío,
le teje un poncho pampa al payador perseguido.
Allá, por Barrancas y por Salavina,
la humilde con la olvidad le buscan guarida.

Ahí anda, Don Atahualpa,
por los caminos del mundo
con una copla por lanza,
marcando los cuatro rumbos.
Que Dios lo bendiga, lo tenga en la gloria,
por tantos recuerdos lindos y por sus memorias.

Un arriero solitario pasó por Altamirano,
con un silbo nostalgioso, en busca de sus hermanos,
arriando su pena por no encontrarlos,
se fue yendo despacito del pago entrerriano.

Se viene clareando el día por el cerro colorado,
y en las espinas del Chulqui se estrella un rayo cortado.
Despierta la añera con la huanchaqueña,
San Francisco del Chañar, también Santa Elena.

Un aire de Buenos Aires le dio su canto de viento,
y se durmió en una huella, en un estilo sin tiempo,
allá en Pergamino, tal vez Santa Rosa,
lo llora toda La Pampa en una bordona.

Ahí anda, Don Atahualpa,
por los caminos del mundo
con una copla por lanza,
marcando los cuatro rumbos.
Que Dios lo bendiga, lo tenga en la gloria,
por tantos recuerdos lindos y por sus memorias.

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Este amor que nace al sol,
trigal de ensueños que crece en mí,
como ese río muere en el mar,
morir quisiera dentro de ti.

Sé que mi sombra reseca está,
mojarla quiero en tu sudor,
sobre tu cuerpo ella estará,
desnuda y frágil te besará.

Ay, trigal de pasión,
y estallar
en locura ardiente de un amor,
materia pendiente entre vos y yo.

Se que tú te enredarás
entre mis sábanas de ilusión,
deshojaremos aquella flor
el rojo pétalo del amor.

Sé que mi sombra reseca está,
mojarla quiero en tu sudor,
sobre tu cuerpo ella estará,
desnuda y frágil te besará.

Ay, trigal de pasión,
y estallar
en locura ardiente de un amor,
materia pendiente entre vos y yo.

Se que tú te enredarás
entre mis sábanas de ilusión,
deshojaremos aquella flor
el rojo pétalo del amor.

Ay, trigal de pasión,
y estallar el amor.
Ay, trigal de pasión,
y estallar el amor.

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Vuela una lágrima
porque no estas aquí,
sufre mi corazón,
llora porque le duele la soledad.

Sueña que vuelves
barriendo las nostalgias y las penas.
Rompe el silencio,
la voz de un alma triste que te espera.

Yo qué voy a hacer,
si muero de amor por ti,
ya nada es lo mismo, mi vida,
desde que tú no estás.
Son tus ojos que me han embrujado,
es tu boca, que me hace temblar,
es tu risa, que mueve montañas,
no sé qué será.

Yo qué voy a hacer,
si muero de amor por ti,
ya nada es lo mismo, mi vida,
desde que tú no estás.
Y me tienes soñando despierto
en las noches, mirando a la luna,
tratando de verte
en su carita.

Vuela una lágrima
porque no estas aquí,
se oyen lamentos,
cruza la noche, intenta llegar a ti.

Sube el deseo,
aumenta en la distancia tu recuerdo.
Dale paloma,
consuela un alma triste que te espera.

Yo qué voy a hacer,
si muero de amor por ti,
ya nada es lo mismo, mi vida,
desde que tú no estás.
Son tus ojos que me han embrujado,
es tu boca, que me hace temblar,
es tu risa, que mueve montañas,
no sé qué será.

Yo qué voy a hacer,
si muero de amor por ti,
ya nada es lo mismo, mi vida,
desde que tú no estás.
Y me tienes soñando despierto
en las noches, mirando a la luna,
tratando de verte
en su carita.

Yo qué voy a hacer,
si muero de amor por ti,
ya nada es lo mismo, mi vida,
desde que tú no estás.
Yo qué voy a hacer,
si muero de amor por ti,
ya nada es lo mismo, mi vida,
desde que tú no estás.

Yo qué voy a hacer,
si muero de amor por ti,
ya nada es lo mismo, mi vida,
desde que tú no estás.
Y me tienes soñando despierto
en las noches, mirando a la luna,
tratando de verte
en su carita.