Imperio

Bajo un cielo cobrizo
se hunde mi voz,
y en el mar una gran ilusión.

Agonizo y mi fe
sucumbe otra vez,
y sé bien que es por gloria y honor.

Si la sal del mar
me consume la piel,
al despertar este sol.

Y su efímera gloria
impune ya fue,
terminó, fracasó, ya no es.

No llores por mí, madre Tierra,
porque embravecido
está el padre Mar.

Y si muero en la santa guerra
esta vez, madre,
no quiero verte llorar.

No quiero vivir de rodilla
a merced,
hoy prefiero morirme de pie.

Y si mi alma flota
en la brisa del mar,
volveré, volveré, volveré.

No me olvido, no me olvido
que me han dejado una flor.
Mi familia, mis amigos,
y yo he dejado un amor.

Por los hijos de tus hijos,
yo he de volver y por vos.
Por los siglos de los siglos,
yo he de volver y por vos.
Yo he de volver y por vos.

Por los hijos de tus hijos,
yo he de volver y por vos.
Por los siglos de los siglos,
yo he de volver y por vos.
Yo he de volver y por vos.