Víctor Heredia

Me permito dirigirme con todo respeto hoy,
para informarle que estamos tal como usted
sabe bien, unido y esperanzados, con inquebrantable
fe, por amor depositado, por la ilusión de vivir,
por las espigas que crecen, y la lluvia, y el olor
del campo en este verano, pacíficamente en pie.
Esperando con paciencia que madure el corazón
de los frutos, que este año plantaremos con amor.
Aquí estamos esperando pacíficamente en pie.
Plenamente ilusionados en su profundo accionar
ya que en sus manos pusimos nuestra fuerza popular,
esperando, digo, entonces, que la justicia - por fin -
ponga en movimiento el viento que sabemos, soplará
para borrar las cenizas de la hoguera que aquí ardió.
Esperando - le decía - pacíficamente, en pie.
Esperando su mandato, su mandato popular,
por si usted nos necesita, unidos en nuestra fe
para defender la vida, tal como proclama usted,
aquí estamos esperando, con paciencia y con tesón,
que se ponga en movimiento el viento de la verdad.
Esperando y esperando, esperando por ahora
esperando y esperando pacíficamente en pie.
Cuánto tiempo hay que esperar.
Cuánto tiempo hay que esperar.
Lo saluda atentamente su seguro servidor
esperando con paciencia, pacíficamente en pie.